There are now less umbrellas at the beaches and emptier chairs on the terraces, despite the sun refusing to leave.
But vacationers come and go. They make part of our summer in a frenzied day by day in which we imitate the environment. They barely notice our existence, or the existence of those who serve their tables, make their beds, or welcome them as if they were at home.
Summer is a time where people, experiences and services merge in a wonderfully random way, and take us back home happy and dreaming, during 7 cold months, about the next sunny months.
The sea keeps its smell all year long, and the waves keeps combing the beaches every day during those months. There is less movement of baggage at the hotels, and the waiting is not assumed as waiting for a long time to get a table in a beachfront restaurant.
Nature, cities and its people, with all the variety of perfect imperfections, make of Tourism a sensory spectacle that fills our soul and remind us that we only live once, but with lots of summers ahead.
All of us, who contribute for this to happen, have a great responsibility, because in the way these tourist experiences are, the same way will be the memories of those who had enjoyed them. In consequence, more opportunities of tourists to come back into our accommodations.
Once finished the season of giving the best service, it begins the season of improving it. It’s time to establish new development strategies, to reformulate approaches, to prepare our teams and ourselves to keep evolving.
If your tables limp, fix them; if your reception doesn’t seem cozy, redesign it; if your employees have given their fullest, then celebrate together. And if you want to improve your image, your sales and presence on Internet, then call us. Season 2016 has started and to keep boosting this fantastic virtuous circle depends of all of us.
El fin de temporada, marca el comienzo de la siguiente
Ya quedan menos sombrillas en las playas y hay más sillas vacías en las terrazas, a pesar de que el sol se resiste a marcharse.
Pero los veraneantes llegan y se marchan. Forman parte de nuestros meses de estío en un día a día frenético en el que todos nos mimetizamos con el entorno. Ellos apenas se percatan de nuestra existencia, de los que servimos sus mesas, hacemos sus camas, o acogemos como si estuvieran en casa.
El verano es un tiempo en el que se fusionan personas, experiencias, y servicios de forma maravillosamente aleatoria, y que nos devuelve a casa felices, a soñar durante 7 meses fríos, con los próximos meses de sol.
El mar sigue oliendo a mar todo el año, y las olas siguen peinando las playas cada día durante esos meses. Hay menos tran-tran de maletas en los hoteles, y la espera ya no supone tener que esperar para que nos den una mesa en un restaurante frente al mar.
La naturaleza, las ciudades y sus gentes, con toda su variedad de perfectas imperfecciones, hacen del turismo un espectáculo sensorial que nos llena el alma y nos recuerda que la vida es sólo una, pero con muchos veranos por delante.
Quienes contribuimos a que esto suceda tenemos una gran responsabilidad, porque de cómo sean esas experiencias turísticas serán los recuerdos de aquellos que las hayan disfrutado. Y en consecuencia, de que vuelvan en un futuro a nuestros establecimientos.
Acabada por lo tanto la temporada de dar el mejor servicio, comienza la temporada de mejorarlo para el próximo. Es tiempo de establecer nuevas estrategias de desarrollo, de reformular planteamientos, de formar a nuestros equipos y a nosotros mismos para seguir evolucionando.
Si tus mesas cojean, repáralas; si tu recepción no parece acogedora, rediséñala; si tus empleados han dado el máximo, celebradlo juntos. Y si quieres mejorar tu imagen, tus ventas y tu presencia en internet, entonces llámanos. La temporada 2016 ya ha comenzado, y continuar impulsando este fantástico círculo virtuoso depende de todos.