10 consejos para mejorar tu web aunque duela reconocerlo

Tan malo es SER como NO SER. Y si no, que se lo pregunten a Hamlet, que no acababa de decidirse el pobre. Traducido a términos de marketing turístico (que es lo que sabemos hacer aquí en Asiri), tan malo es tener una web chulísima que luego no se corresponda con la realidad (mal asunto), que tener una web fea pero que fea y que luego no sea para tanto la cosa… Y seguramente llegue algún iluminad@ y diga que mejor esta segunda opción, porque así el cliente, huésped, comensal o lo que sea, se lleva una grata sorpresa cuando visite tu alojamiento, restaurante, trenecito turístico, etc.

Pero no, nada de eso, porque, ¿a cuántos potenciales clientes habrás perdido por el camino? Puff, ni se sabe. Así que, si has llegado hasta aquí porque buscas consejos para mejorar tu web turística, toma nota primeramente de estas 10 cositas que te vamos a contar. Cositas que hacen que tu web, además de incomible, sea FEA. Y por eso mismo, mejor cambiarla (borrón y cuenta nueva) que mejorarla. Ya lo dice el refrán: “Aunque la mona se vista de seda…”   

En fin, aunque la verdad sea dura, alguien tendrá que decírtela. Toma asiento y prepárate para lo peor.

Cómo sé yo si mi web es lo peor

Si visitas la página de tu restaurante/ hotel y te pasan estas cosillas, no busques más consejos para mejorar tu web. Lo que tienes que hacer es comprarte otra. Y, sobre todo, ponerte en manos de especialistas. Porque seguro que el amigo de tu cuñado, ése que le trabaja las redes sociales a la concejalía de deportes de tu ayuntamiento, y aparte se saca unas perrillas haciendo la web a los apartamentos turísticos de tus compañeros de curro, se defiende con el ordenador y encima es barato… Pero no te va a hacer una web bonita. Ni intuitiva. Tampoco responsive. Ni ninguna de todas esas cosas que decimos los marketeros, y que hacen que tu página sea el corazón de tu alojamiento y el anzuelo de tu caña. Venga, que “las cosas bien hechas, bien parecen”. O eso dijo un señor/a en su día, cuando los refranes trabajaban 🙂.

1. Cuando miras la web en el móvil te aparecen los vértigos

Porque más que un móvil, parece que lo que tienes en la mano es un joystick. Venga a la derecha, venga para la izquierda y al final no te lees ni dos líneas seguidas del mareo que te entra. Pues sí, tu web es FEA y, lo que es peor, no está hecha para móviles ni tablets. Zero points al mobile friendly.  

2. Te dispones a reservar y acabas comprando un rizapestañas en Temu

Sí, tú le dijiste al creador del milagro que tenía que haber un botón de reserva que llevara a tu correo electrónico y así el cliente te hiciera la petición. Pero hasta que encuentras el susodicho, te vuelves loco. Y cuando lo encuentras y te pones a meter datos, con esas letrillas sacadas de la última línea de la consulta del oculista… En fin, encima de no tener motor de reservas (o tenerlo malamente integrado), tampoco tienes un botón decente para reservar. Y encima, publicidad por doquier… ¿De verdad quieres consejos para mejorar tu web? 

3. Traducir o no traducir, dat is de cuestion

Porque seguro que la prima del cuñado de tu vecino, el que te puso el aislante en la terraza, estuvo en Irlanda un verano y habla inglés. Y si no, está Google Translator, que también sabe mucho. Porque le da mucho caché a la web que esté en inglés, aunque sea inglés de Albacete (que no tenemos nada en contra, ni mucho menos). Pero vamos a hacer las cosas bien, por favor. Mira aquí estos ejemplos (del 9 al 14) y échate unas risas.  

4. Una imagen vale más que mil palabras

Y en tu web, literal. Porque el tocho de texto que has metido en la home y por doquier es intragable. ¿Quién te ha elegido la fuente, por cierto? Pero claro, para ser sinceros (un pelín más), tus imágenes tampoco son nada del otro mundo. ¿De verdad son tan sosas tus habitaciones? ¿O los platos de tu carta? Uffff. Tu web se ha pasado del NM (necesita mejorar); lo que necesita es una demolición urgente. 

5. Hablando de palabras, ¿sabes lo que es la ortografía?

Menos mal que ahora la corrección automática nos echa un cable. Pero a veces ni así somos capaces de leer un par de veces lo que hemos puesto y asegurarnos de que está bien escrito. Elegancia, amigos, elegancia. 

6. Una web con mascarilla

Sí, sí, con las fotos de antaño. Sin encanto, sin actualizarse, que parece que el negocio está a puntito de cerrar. Renueva ya tus fotografías, mete vídeos, feeds de redes sociales, cambia cositas; en fin, dale vidilla. Que entrar en tu web no sea una pesadilla como la de la marmota. Porque como sigas así, mejor que consejos para mejorar tu web, lo que vas a tener que buscar es un milagro.

7. Blog del año 1000 escrito por tu recepcionista de noche

Ese blog que abriste con toda la ilusión del mundo allá por 2012, con el primer post titulado “Bienvenidos a nuestra web”, y que desde entonces solo ha sumado otros dos: uno sobre la receta de la paella (con chorizo¡!) y otro sobre un evento que ya ni existe. Encima, redactados por tu recepcionista de noche, que bastante tiene el pobre con aguantar llamadas de última hora. Resultado: un blog que ni fu ni fa, sin gracia y sin estrategia. Y lo peor: ahí sigue, en tu web, dando no precisamente una buena imagen.

8. Formularios que parecen el test de acceso a la NASA

¿De verdad necesito rellenar 27 campos para pedir una simple reserva de dos noches? Nombre, apellidos, DNI, fecha de nacimiento, número de la Seguridad Social, grupo sanguíneo, foto de la comunión… STOP. Si tu formulario parece la oposición a astronauta, la gente se va. El cliente quiere reservar rápido, sin perder media vida rellenando datos absurdos. Bastante tendrán ya en el check in 😉 Así que ya sabes: menos es más.

9. El sonido maldito que te persigue

Sí, ese autoplay que salta nada más abrir tu web, con un vídeo de la playa de Gandía en agosto y una musiquita de saxofón noventero. Sorpresa: nadie lo pidió. ¿Quieres asustar a tu visitante? Pues ponle música sin que lo espere. ¿Quieres perderlo para siempre? Haz que no se pueda apagar. Tu web no es una discoteca, es la carta de presentación de tu negocio. Silencio, por favor.

10. Tu web carga más lento que una procesión en Cuenca

Vale, exagero (un poco), pero si tu web tarda más de 5 segundos en cargar, estás muerto digitalmente. El cliente ni espera, ni tiene paciencia, ni piensa “qué bonica será la web cuando se acabe de abrir”. Directamente se va a otra. Y sí, Google también lo penaliza. Así que dile adiós a tu posicionamiento SEO y a tus reservas, porque tu web, además de FEA, es LENTA.

Así que si te suenan estas cositas de nada, no busques más consejos para mejorar tu web. Tírala y ♪♪ “búscate una web que te quiera, que te tenga llenita la nevera…”♪♪ En Asiri somos muy majos 🙂, ¡escríbenos!